¿Cómo interpretar los resultados electorales del pasado 2 de junio? Si bien la dirigencia nacional de Acción Nacional aseguró que el partido crece, pese a perder dos gubernaturas en comicios con una baja participación, la realidad es que se trata de un conjunto de resultados que indican que en entidades como Baja California el panismo quedó en la lona, en tanto que en Tamaulipas es la primera fuerza política de la entidad, pero no se trata de datos que permitan festejar.
Caída y permanencia
El saldo electoral del primer proceso electoral de 2019, arroja una serie de resultados que se deben ver en un contexto más amplio y no sólo como parte de un discurso que trata de ocultar la realidad.
En primer término, se trató de votaciones en las que la participación ciudadana disminuyó comparada con los comicios federales de hace un año, lo que hace que se deba preguntar porque los partidos no lograron atraer a las urnas a los votantes.
En Aguascalientes, en 2018 votó el 58.32% del padrón, en tanto que este año lo hizo el 29.67%; en Baja California pasó del 52.6% al 29.67%; en Durango, la participación pasó de 57.12% a 44.87%; Puebla descendió la afluencia a las urnas de un 68.33% a un 33.07%; finalmente, en Quintana Roo bajó de un 60.16% a un 22.12%.
Lo interesante es entrar a la revisión de los resultados electorales, en los cuales es notoria la debacle panista en su supuesto bastión de Baja California al perder todo, pues la gubernatura, las diputaciones locales y las presidencias municipales quedaron en manos de Morena.
Es claro que el desgaste de la marca en la entidad fue notoria y lo hecho por el gobernador Kiko Vega le fue cobrado en las urnas, castigando al partido que venía gobernando desde 1989.
Puebla es caso aparte, pues los errores del panismo le costaron perder la gubernatura aún antes de que se fuera a las casillas de votación. Pero a pesar de eso y de que no pudieron postular a un candidato propio, recurriendo de nueva cuenta a una alianza, quedaron a 10 puntos porcentuales de Miguel Barbosa. El resultado preeliminar, al momento de redactar este espacio, fue de 44.59% para el abanderado de Morena y 33.31% para Enrique Cárdenas de la alianza PAN-PRD.
Como nota curiosa, en la elección extraordinaria de 5 municipios poblanos, el PRI ganó en 4 y la alianza PAN-PRD en el restante.
Visto así el escenario electoral por los resultados en estas dos entidades, se puede afirmar que son datos negativos para el panismo, que no sólo no creció, sino que vio perder dos estados que gobernaba, pero si consideramos las otras cuatro entidades, algo comienza a recomponerse en los alicaídos ánimos blanquiazules.
Y es que en Aguascalientes pasaron de gobernar 4 a 5 municipios, además de que Morena sólo ganó en uno. En Durango, de 12 municipios ganados en los comicios anteriores, se pasó a 17, también en alianza con el sol azteca, además de dos más que ganaron sin otro partido. Morena se quedó con dos.
En Tamaulipas, de las 22 diputaciones locales, el PAN logró 21, una más respecto a la votación estatal anterior, quedando por definir el reparto de las 14 diputaciones de representación proporcional.
En Quintana Roo, las 15 diputaciones locales que estuvieron en juego, quedaron en 11 casos en manos de Morena y sus aliados, dejando 3 a la alianza PAN-PRD-PES y 1 al PRI, lo que frenará los planes del gobernador aliancista Carlos Joaquín, quien ya ha tenido enfrentamientos con alcaldes emanados de Morena.
Así, la frase «el PAN crece» que pronunció Marko Cortés luego de conocerse los primeros resultados electorales es, además de engañosa, un recurso retórico para ocultar que en realidad el partido tiene problemas para retener el voto de los ciudadanos por los resultados de sus gobiernos estatales.
Tan sólo es cuestión de recordar experiencias pasadas como el resultado electoral para renovar la gubernatura de Nuevo León, de Morelos, Jalisco, Yucatán, Chihuahua, mismos que tardaron en recuperarse o nunca más volvieron a ser gobernados por el azul.
Pero se trata de una experiencia de la que no se ha aprendido nada, como es notorio con la manera en que se perdió Baja California, pues no es posible que los propios panista no estuvieran conscientes de que el riesgo de perder las elecciones era altísimo ante el desastroso gobierno de Kiko Vega, como tampoco nadie les advirtió que luego de los errores tras la muerte del matrimonio Moreno Valle-Alonso en Puebla, la gubernatura ya estaba escriturada a nombre de otro instituto político.
Evidentemente, con este discurso de que el PAN «crece» se busca alejar la demanda de renuncia para el actual dirigente nacional, quien estaría bajo presión de algunos grupos panistas para que deje la presidencia del partido, pues no se ve a la altura del reto que supone el lopezobradorismo.
Volviendo a la pregunta inicial, los resultados electorales demuestran que donde el PAN logró cuidar sus gobiernos y trabajó para obtener un resultado positivo, se pudo levantar una buena cosecha, pero en donde han dejado a sus gobiernos al garete, las derrotas no se hacen esperar.
Por lo pronto, el panismo no debería quedarse sólo con los resultados positivos de Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, sino evaluar que fue lo que hicieron bien en dichos procesos, pero revisar lo que sucedió en Baja California, Puebla y Quintana Roo, para corregir el rumbo.
Un hecho es claro, es por el momento la única opción política que puede competir contra Morena en el actual escenario político, si es que logran quitarse las vendas de los ojos y hacer a un lado su soberbia.
Migajas
La estrategia en Baja California no le funcionó al PAN, a pesar del empeño que le puso Marko Cortés para anunciar la caída del candidato de Morena, algo que al final no sucedió.
Cabe mencionar que en número de votos el PAN superó a Morena en Puebla y Baja California, pero las alianzas le dieron el triunfo.