Uno de los temas que más espacio ha ocupado en columnas, artículos, redes sociales y demás informativos, tiene que ver con la negociación que los partidos políticos realizan entre sí y con el Ejecutivo Federal para temas tales como la aprobación de leyes. Adolfo Christlieb, Luis H. Álvarez y, ahora, Gustavo Madero han sido presidentes del PAN que, coincidentemente, han negociado con el gobierno, con resultados diversos.
Diálogo desde la oposición
Década de los años 60. En un afán de modernizar al Partido, Adolfo Christlieb Ibarrola, como presidente nacional del PAN –electo en 1962 y que obtuvo la reelección al igual que los jefes nacionales mencionados en el párrafo anterior–, abrió al instituto que encabezó a un diálogo con el gobierno federal. Su interlocutor sería a la postre Gustavo Díaz Ordaz, como Secretario de Gobernación y después, como Presidente de la República.
La motivación de Christlieb derivaba de su participación en la Comisión Electoral como representante del Partido antes de dirigirlo, en la cual hizo evidente la necesidad de una «reforma electoral» –misma que se concretó en 1963–, bajo el argumento de «la eliminación de prácticas negativas, que en ocasiones tienen ya un carácter atávico».
Alonso Lujambio, en su obra La Democracia Indispensable, señaló: «el mensaje era claro: Christlieb condicionaba la continuidad de la participación electoral del PAN a la aprobación de una ‘verdadera reforma electoral’, abogando por una mayor presencia e influencia de la oposición en la vida legislativa del país y el reconocimiento de sus triunfos electorales».
En este punto, quizá el lector comienza a detectar las coincidencias con lo que sucede hoy en día.
Para Christlieb, el diálogo debía estar sustentado en el deseo del Partido en «participar legítimamente en las decisiones del Poder, para programar y discutir no sólo las reformas a largo plazo». Adolfo Christlieb muere en 1968; poco antes – como lo refiere Lujambio en la obra comentada–, confiesa haberse equivocado. No obstante, el propio Lujambio reconoció el extraordinario avance que para el PAN representó su presidencia con la siguiente acotación: «la línea estratégica que siguió el PAN después de 1988 recuerda a la de Christlieb en 1962».
Compromiso
Luis H. Álvarez llega a la Presidencia del Partido en 1987, tras haber sido el segundo candidato presidencial panista y alcalde de la capital de Chihuahua. Al igual que Christlieb, a él le tocó un período de tensión política por el fraude en la elección federal de 1988. Con Carlos Salinas de Gortari en la silla del Ejecutivo Federal, comenzó un diálogo que tuvo su momento cumbre la negociación del Compromiso por la Legitimidad y la Democracia –presentado en noviembre de 1988–, considerando, de entrada, «la ilegitimidad de origen del Presidente de la República».
Además de obtener el reconocimiento a triunfos en las urnas –San Luis Potosí, León, Ensenada y Tijuana, por mencionar algunos–, se logró un Reforma Electoral con la promesa presidencial de un proceso transparente con resultados aceptados por todos. Posteriormente, vendría la gubernatura de Baja California.
Con dicha reforma, se sentaron las bases para que la organización de los comicios fuera ciudadana, la creación de una nueva cédula de identidad para votar y un nuevo Tribunal Electoral, entre otros puntos.
En su informe al Consejo Nacional, el 19 de noviembre de 1989, Álvarez apuntó, respecto a la negociación que sostenían, «algunas de las dificultades que se dieron en el curso del proceso de búsqueda de consenso en materia de reformas constitucionales. Una de ellas fue, precisamente, el hecho de que los legisladores del partido oficial eran incapaces de decidir siquiera detalles. Otra, que los representantes del PRD –incluso sus más altos dirigentes– no lograban o no querían llegar posiciones comunes entre ellos». Cualquier parecido con la actualidad es pura coincidencia.
Pacto
En diciembre de 2012, se dio a conocer la firma del Pacto por México. La idea detrás del acuerdo era negociar un conjunto de reformas que permitieran avanzar en distintos ámbitos de interés del país. Al igual que con los dos presidentes panistas mencionados en esta columna, Gustavo Madero llegó en un momento que puede calificarse como delicado en el terreno político, también se reeligió y consiguió sacar adelante una reforma electoral.
Sólo el tiempo dirá si, como Álvarez, Madero logrará traducir la negociación en avances electorales o, como Christlieb, reconocerá el error. Tal parece que el juicio de la historia está detrás de la insistencia de sacar adelante, en las legislaturas locales, la Reforma Electoral aún retrasando otras reformas estructurales.
Migajas
Acerca de juicios y de historia, Ana Paula Ordorica hace uno muy duro del Presidente blanquiazul rumbo a 2015.
También salió a relucir el clientelismo político azul, como se comenta en Excélsior.
Y, rumbo a las elecciones locales en Coahuila, se presentan deserciones en el PAN local.
(Publicado en la revista Indicador Político el 23 de junio de 2014)